La intención era buena, pero
solamente era intención…
No pegó ojo en toda la noche.
30.000 vueltas en la cama, que no era muy grande, pero que en aquel momento
parecía enorme.
“Si
tengo que optar por lo que quiero, es fácil… No me habría ido de casa. Además
ahora parece que todo empieza a encajar: trabajo, escuela de danza, chico que
me ilusiona…”
Se tumbó hacia arriba con los
brazos colgados en el cabecero.
“claro
que, si es lo que debo de hacer… está claro que mi hermano de 15 años se está
comiendo un marrón que no le toca. Además entre mi padre y mi hermano no sabría
decir quién es el más inmaduro, así que…”
Cerró los ojos fuerte. Cogió el
edredón y se lo puso sobre la cara.
Eso de pequeña le funcionaba para
dormir. Ya no era tan pequeña y el peso de la responsabilidad caía sobre los
hombros como una mochila.
Encendió la lámpara de la mesita de
noche y se levantó a coger el álbum de familia que, desde que murió su madre,
no veía.
Respiró profundo antes de abrirlo.
“¡Mírate!
Que bonita eres mamá. ¡Y mira al enano! Aquí debía de tener como 3
añitos…jejejeje, papá vaya pintas…”
Entre lágrimas y carcajadas pasaba
cada página del álbum.
Ana entró en la habitación
delicadamente.
“Lau
¿puedo hablar contigo?”
“Pasa
tonta, no te quedes ahí”
Se metió con ella en la cama y las
dos empezaron a contar historietas de pequeñas.
“Lau.
Eres mi mejor amiga desde parvulitos. Y creo que nunca te he hablado como voy a
hacerlo ahora. Tampoco nunca hemos vivido algo como lo de ahora. Pero lucha
Laura. Lucha por tu felicidad, por tus sueños, por tu vida. Lucha por lo que
crees y por lo que sientes en cada momento. La vida te ha dado uno de los
mazazos más grandes que se pueden dar. Pero has tenido la fortuna de tener una
madre maravillosa y saber qué es eso. Hay gente que ni se lo imagina, ni sabrá
nunca que se siente… hagas lo que hagas Lau, estoy a tu lado. Estoy orgullosa
de como estas afrontando las cosas y como le estas plantando cara a la vida. Y
estaré orgullosa escojas el camino que escojas”
Ambas, que ya estaban llorando, se
fundieron un abrazo…
“y
si no eliges el camino del mazizo de tu vecino, no te preocupes, yo te lo cuido
encantada…”
“¡¡Anaaaaaa!!”
Le dio un almohadazo en la cara que
acabó con Ana por un lado de la cama y Laura por otro a “guerra de almohadas”
“Ana,
gracias… siempre estas y sabes el momento exacto para estar. Te quiero”
“y
yo boba. Descansa que mañana curras”
Sonó el despertador y parecía que
acababa de cerrar los ojos.
Era el primer día en la clínica de
fisioterapia y estaba algo nerviosa.
“Ey
nueva y a la par reluciente compañera, ¡buenos días! ¿Lista?”
“¡Ey
tío! A por todas…”
En hora y media se puso al día de
qué tenía que hacer y dónde estaba cada cosa.
La jornada se pasó rápido, sin
ningún incidente en su primer día.
“¡Hasta
mañana Juanma! No he roto nada, ni matado a
nadie, que para ser el primer día no está mal…”
“Nada
mal loca. ¡Hasta mañana! Ah! Intenta dormir algo anda, porque vaya ojeras tú…”
“lo
mío se arregla durmiendo… ¿pero qué hacemos contigo?
“Vengaaaa…
¡zas! En toda la boca!”
Tocaba una de las dos cosas que más
deseaba del día de hoy… María.
“¡Buenas
tardes María! Mire, encontré esto en casa y pensé que le haría ilusión”
“¡Hola
Angelico! ¡Has venido! … ¿y esto qué es?”
Abrió el paquete en el que estaban
envueltas las típicas muñecas rusas, matrioskas, que estaban en su vida desde
que tenía memoria. Eso si, estaban impolutas.
“El
otro día me fijé que tenía un montón de figuras por la casa y no vi ninguna
como estas… es tan común que pensé que debería de tenerla usted”
“cariño,
es un detalle tan bonito… (Le dio un abrazo de los de verdad, de los que se
sienten profundamente) pero pasa, que te
he hecho cocido”
El tiempo con María era mágico. Las
anécdotas de su vida, sus experiencias, la cantidad de cosas que tenía que
aprender de aquella mujer…
Era reservada, pero aquella abuela
le inspiraba toda la confianza del mundo, así que aprovechó la ocasión
“María,
tengo una duda existencial que está acabando conmigo desde hace unos días”
“ay
hija, no me asustes, cuéntame”
Puso al día a María de todo lo que
le pasaba por la cabeza y la anciana fue contundente.
“Cariño,
no hay mejor consejo a seguir que el que se da uno mismo. Las experiencias, las
piedras del camino, las soluciones, los problemas… son diferentes en cada uno.
Pero piensa que elijas lo que elijas, elije una vida de la que te sientas
orgullosa. Y si no es así, elije empezar de nuevo”
No le dio la solución. Le dio algo
mucho mejor, el camino para tomar la decisión.
“Es
usted muy especial María, muchas gracias por todo…”
“Hija,
no soy especial, soy vieja”
Al llegar a casa, Ana abrió
corriendo la puerta
“tía, tía, corre, vete a ver a tu chicarrón”
“¿qué
te pasa chiflada?”
“correeeeee”
“pero
déjame entrar y ducharme ¿no? ¡Que llevo todo el día fuera!”
Se abrió la puerta de Alex.
“¿Laura?
¿Puedo hablar contigo un momento?”
“¡¡Hola!
Hola… ¡si! ¡Claro!”
“yo
me quedo con esto”
Ana le cogió la mochila y la empujó
hacia él.
“Pasa
por favor…”
“gracias”
La casa era espectacular. Había
juntado dos casas y hecho un loft, diseñado con mucho gusto.
A medida que fueron llegando al
salón, atisbó sombras en la pared que se movían en aquella luz amarilla. Todo
el salón estaba repleto de velas de distintos tamaños y formas.
En el centro una alfombra de pelo
blanco y dos copas de vino posadas en una bandeja.
“vaya
Alex, es precioso. ¿Qué celebramos?”
“El
habernos encontrado”
La besó y ambos se sentaron en el
suelo.
“¿Cómo
estás Laura?”
“Bien,
la verdad que sorprendida con esto y algo cansada del día, pero ahora muy muy
bien… ¿y tu?”
“Loco
por ti. Se que es precipitado, raro y todo eso. Y te aseguro que para mí lo es
mucho más. Pero desde ayer la sonrisa no se me quita de la boca y tú no te vas
de mi cabeza. Siento que la ilusión ha vuelto a mi vida y la verdad que esta
vez no quiero perder la oportunidad de que se quede. No te asustes, es sólo que
creo que nunca me he sentido así antes”
“¡No!
¿Cómo me voy a asustar Alex? Yo estoy como tú. Es solo que no es tan fácil
sabes… ¿te acuerdas de la historia triste que no te quería contar?”
Era la segunda vez que contaba la
misma historia en el día. Pero en este caso, no lo hizo desinteresadamente. Al
contarle todo, esperaba en Alex una salida. Apoyo y aliento para sentirse
arropada en su decisión. Un “voy a por todas contigo, decidas quedarte o irte”
“Entiendo…
entonces ¿qué vas a hacer?”
“No
lo sé, pero cada vez tengo más claro que no puedo ser feliz si se que mi
hermano y mi padre no lo son…”
“Entiendo…
¿así que te vas? ¿Y nosotros? ¿De verdad no quieres saber a dónde podemos llegar
con esto?”
“¿qué?”
Un jarro de agua fría. Otra vez.
¡¡Otra vez!!
“Te
conozco de dos días. ¿De verdad crees que te voy a poner a la altura de mi
familia? En realidad tenía dudas… pero me las acabas de quitar todas de golpe”
“Hombre,
no pensarás en tener una relación a distancia desde ese pueblo tuyo…”
“¿Desde
ese pueblo mío?
Se levantó de golpe. No pudo
contener esa risa nerviosa que le salía cuando las cosas le daban rabia o
impotencia.
“Si
es que no aprendo… venga Alex, suerte con TU vida, TU felicidad y TU meta”
“¿Te
vas? ¿Así, sin más? Al menos quédate un rato y nos acostamos ¿no? No sabes lo
que te estas perdiendo...”
Salió gritando de la casa
“¡GRACIAS!¡¡GRACIAS ALEX!!” y cerró la puerta del piso sin mirar un segundo
atrás.
Hay muchos Alex por ahí. Ya se termina? Jooooooooooo
ResponderEliminar