viernes, 19 de abril de 2013

Ojos que ven...


Vivimos en la mayoría de las ocasiones, por y para agradar al mundo que nos rodea.
Un mundo al que no conocemos, gente con la que no hablaremos y que posiblemente no volvamos a ver en la vida…

Nuestros miedos e inseguridades por el qué dirán coartan nuestras acciones.
Limitan nuestros deseos.
Cambian nuestra personalidad

Dejamos que esas miradas dañinas, que juzgan sin conocer, que hablan sin saber, sean capaces de privarnos de disfrutar del tiempo que no volverá

¿Por qué?

Siempre he sido muy observadora
Me gusta ver el comportamiento de la gente
Imaginar cómo será su día a día por sus gestos, su tono de voz, su manera de caminar.

Observo e imagino, pero desde hace años aprendí a no juzgar.

¿Cuántas veces te ha pasado que, por aventurarte a adivinar cómo es alguien sin conocerlo, te has equivocado?
¿Cuántas veces eso mismo lo han hecho contigo?
Y entonces…
¿Por qué ese afán de criticar, dañar y menospreciar?
¿Con qué derecho?

La mirada
Ahí esta el reflejo de lo que somos
Todo nace y muere ahí
El primer beso se da con los ojos
El dolor se hace evidente en las lágrimas

Nacemos con los ojos cerrados, imagino que por el miedo a ver de golpe el mundo que nos espera.
Nacemos con la mirada limpia, inocente y pura
Pero nos corrompemos

Dejamos de mirar, para juzgar
De ver, para criticar
De observar, para masacrar

Si en los ojos está la puerta del alma…
¿Cuántas almas has podido ver?
Contadas, casi con una mano…
Cerramos esa puerta con envidia, celos, egos…
¿Crees que si de verdad dedicásemos el tiempo a entender, en vez de juzgar, volveríamos a hacerlo?

Limpia tu alma y limpiarás tu mirada
No juzgues y empezarás a ver
No critiques y empezarás a crecer
Observa y sabrás lo que es aprender

El mundo cambia con el ejemplo, no con las palabras
Por eso, cierra los ojos, respira profundo y cuando los abras…
MIRA, OBSERVA, VE

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