domingo, 31 de marzo de 2013

M.


CAPÍTULO 1

“¡¡espera, espera tío…!!”
“¡¡¿Y AHORA QUÉ?!!”
“si nos pillan… ¿podrían meternos en la cárcel?”
“¡¡NO ME LO PUEDO CREER!! ¿Te entran dudas ahora? ¿En la puta puerta?”
“no, no… es solo que… ¡no se! ¿Cuánto nos podría caer?”
“¡DIOS! Cierra esa bocaza o te la cierro yo, nena”

Yo llevaba las herramientas y Tomy se encargaba de llevar el resto
Ninguno teníamos carnet de conducir aún, así que fuimos con las bicis
Hacia años que nadie entraba en aquel centro psiquiátrico
Estaba totalmente destruido

“Esto no encaja tío, no puedo abrir el candado… tendremos que saltar”
“Pero, ¡el muro es muy alto! Además del esfuerzo me entrará el asma, lo se”
“si no comieras tantos bollos Tomy… ¡Joder tío! ¡Ayuda algo! … a ver, saca el resto de cosas de la mochila”

Abrió la mochila, le dio la vuelta y calló todo al suelo…

“pero… ¿Qué? ¡¡TOMY!!”
“¿QUÉ? Si no te gusta el chocolate también los he traído con crema, fresa, hay bocatas de nocilla y de paté, patatas y chuches… también zumos y”
“¡¡CALLA!!...Tomy… ¿Dónde están las cosas que necesitamos?
“no especificaste… y tu traías herramientas, así que entendí que mi trabajo eran las provisiones…”
“¡¡CALLA JODER!!”

Eso me pasa por no hacerlo todo yo
No teníamos linterna, ni walkies, ni planos… NADA
Y encima la puerta no se abría

“Vale Tomy, entrelaza los dedos y cuando apoye el pié, me impulsas”
“¡pero no puedes ir tú solo! ¿Y si te pasa algo, cómo lo sabré?”
“por el walkie imaginario… ¡dale!”

Conseguí saltar a lo alto del muro, eso si, rajándome el jersey de mi abuela…
Lo difícil ahora sería bajar al otro lado
No sabes que tienes vértigo… hasta que lo sientes, claro

“coño, que alto”
“EH!! ¿¿QUIÉN ANDA AHÍ??”

Del susto me caí dentro del recinto y una luz apuntó a Tomy directamente a la cara
Era José, el guarda de seguridad

“Tomy, corre, ¡¡la linterna de la bici!! ¡¡Tíramela!! ¡Arráncala y tírala dentro!”

Lo hizo rápido, sin dejar de ser apuntado por la luz…
Cogí la linterna y me escondí detrás de un matorral, cojeando…
Si, me hice daño… mucho
Pero tenia que aguantar

“¿Qué haces aquí muchacho? No son horas ni lugar para un jovenzuelo”

Estaba temblando detrás del arbusto, Tomy era tan bueno, que no había mentido en su vida… ahora me la jugaba… y dependía de él.

“Hola José, buenas noches. Ya lo se, lo que pasa es que he quedado aquí con alguien…”
“¿con alguien? ¿No veo a nadie?”
“José, ¿te puedo hablar de hombre a hombre?”

Lo estaba flipando… ni un titubeo, ni un cambio de tono raro, ni un silencio entre palabras…

“he quedado con una chica que me gusta… estábamos a punto de besarnos cuando se ha puesto muy nerviosa y se ha tenido que ir a hacer pis detrás del arbusto… volverá ahora y si te ve, se asustará… y José, este seria mi primer beso… ¿no querrás privarme de esa maravilla verdad?”

Hubo un silencio, breve
Y una carcajada
“Aaaay! Pillin, pillin… y parecía tonto el Tomy… supongo que tus padres no saben que estás aquí, y no deberías de estar, así que, un beso y para casa eh Tomy, vendré en 15 minutos y como sigas aquí seré yo mismo el que te lleve de la oreja”
“¡Gracias José! Te debo una”

¡Qué cabrón! Ahí estaba el “ingenuo” mintiendo mejor que nadie…

“eh!! ¿Quién es la nena ahora eh?”
“Bieeeeen pequeña bola mentirosa, lo has hecho bien”
“tío, se que vas a hacerlo sí o sí, pero cuando llegues a casa, avisa ¿eh? Te dejo esto, por si las moscas”
“si cariño”

Me tiro un bocata y se fue.
Estaba solo, en una oscuridad fría, común a las 12:22 de la madrugada.
Probé con la luz de la bici, pero no se encendía.
Me tocaba enfrentarme a aquello sólo, a oscuras y con un bocata de nocilla como ayuda.
¡Genial!

Siempre se había dicho en el pueblo que en el antiguo psiquiátrico se escuchaban gritos de los locos que habían fallecido allí.
Contaban, que uno de los doctores torturaba a sus pacientes atándolos con la camisa de fuerza y arrancándoles los dientes uno a uno.

No me daba miedo… en realidad yo tenía una apuesta con Brenda.
Al final siempre es por una chica…
Iba a mi clase. Era la guapa del cole, todos babeábamos por ella…
Por ella y por su talla 100 de sujetador a sus 16 años…

Y cuando por fin saqué valentía para que fuera mi novia delante de sus 4 odiosas amigas riéndose por detrás… va y me suelta “¿y cómo se que me mereces? ¿Qué estarías dispuesto a hacer por mí?

¿Por qué las mujeres hacen siempre eso?
¡Son chantajistas profesionales coño!
Mi madre con mi padre igual:
“cariño, mira que bolso más bonito”
“pero Laura, son 400 euros, la editorial da pasta, pero a este ritmo, contigo nos arruinamos”
“si me quisieras tanto como dices, no mirarías el precio y me lo comprarías…”

Total, que me lío, Brenda.

Le dije que haría cualquier cosa por ella… ¡CUALQUIERA!
“¿si?... pues quiero que me traigas el alicate con el que sacaban los dientes del psiquiátrico”

¡JODER! Pero… ¿qué clase de tía pide eso? ¡¡Vaya sádica!!
¿Y para qué lo querría? ¿Para sacármelos a mi cuando fuéramos novios?
Y yo como un imbécil ahorrando los 400 euros del puñetero bolso…

La puerta estaba cerrada con un madero atravesado.
¿En serio? ¿Esa es la seguridad de un centro en el que se supone que está maldito?
Que por otro lado lo entiendo…
¿Cuantos idiotas querrían entrar?
Bueno… en realidad, tantos como hayan conocido a Brenda

Una vez dentro oí un grito…
¡Dios! Casi me meo en los pantalones, pero no
Grité yo también… muy inteligente por mi parte…
Estuve a punto de abortar la misión… pero es que esas grandes tetas de Brenda…

Encontré el cuadro de luces… no funcionaría claro.
Le dí con cuidado, con el bocata de nocilla por si me electrocutaba
¡¡Se encendieron las luces!! Después de un ruidito bastante raro, la verdad
Parpadeaban algunas, como en las pelis de miedo…

Un pasillo larguísimo con habitaciones a los lados
Las puertas tenían la típica ventana de ojo de buey.
Me asomé a una de ellas.
No había mucho: una cama pequeña con barrotes en pies y cabeza, una mesa con una silla, una ventana con barrotes y un crucifijo en la pared.
Me atreví a entrar.
Por cierto… olía a pis todo
En las paredes había dibujos… como marcado con algo afilado
No creo que a los locos les dejaran punzones ni nada por el estilo, así que sería con las propias uñas…

Otro grito…
¡Esta vez lo entendí!
“Apaga la luz” “APAGA LA LUZ
Ahora si me meé en los pantalones, pero no se lo contaría nunca a Brenda.

Salí de la habitación.
Claramente no a apagar la luz, sino a por el puñetero alicate y a largarme cuanto antes.
El pasillo no se acababa, había 4 plantas en aquel edificio y yo sin planos…
Ya no sabía si quería las tetas de Brenda o si las odiaba.

Subiendo a la segunda planta por las escaleras derruidas encontré restos de comida…
Un cacho de manzana podrida, un trozo de pan… briks de zumo…

Si fuera espíritu no comería manzanas la verdad… ya estás muerto, te han torturado y tú ¿vas a por manzanas? ¡¡Vete a por chocolate!! ¡¡O por hamburguesas!!
¡Todo lo que te hayan prohibido! ¡Si estás muerto joder!

“NIÑOOOOOOOOO”

Otro grito… venia de arriba…
Ya no me quedaba pis, ni voz para gritar…
Solo ganas de salir corriendo

Respiré el terrible olor a podrido y seguí subiendo…

“juro por Dios que como no esté en la segunda planta, le dan por culo a Brenda y mi orgullo”

Y al fondo del 2º piso, al final del pasillo… ¡¡ahí estaba!!
Una sala como de quirófano, con una camilla, una mesa metálica, una bandeja de plata, una lámpara encima…
Según iba avanzando, despacito…
(¿Por qué? Lo lógico sería correr, cogerlo y largarme lo más rápido posible… pues no me preguntes… no podía correr… era como en los sueños, cuando te persiguen y no puedes salir por patas… igual)

“EH!! NIÑO”

Sonaba detrás de mí…
No podía girarme, no podía moverme, sólo temblar como una nena…

“EH!!¿ESTAS SORDO?”

Y me puso la mano encima…
¡¡Ahí si!! Ahí si salí corriendo como en mi vida…
Me encerré en el cuarto de torturas… con pestillo, sin mirar atrás…

¡¡Muy bien!! Te persigue un espíritu y ¿cuál es el mejor sitio para refugiarte?
¡¡El cuarto de torturas claro!!
Pensé en atarme directamente a la cama y hacerme el harakiri para ahorrarle las molestias…
Vaya tela…
Mierda para Brenda y mis hormonas…


 CONTINUARA...






1 comentario:

  1. Propongo para la 2a parte:

    … Era José, el guardia de seguridad vestido de mujer, que aquí cada cual tiene sus vicios, así que salí corriendo con mis pantalones meados y el bocata de nocilla, pero sin las putas tenazas…

    Al día siguiente la humillación con Brenda y sus 3 amigas, sacadas de una peli de instituto americano, todavía se recuerda 20 años después por los pasillos del instituto… adiós Brenda, echaré de menos tu talla 100 de sujetador.

    Así que la vida siguió, como dice Sabina: como siguen, las cosas que no tienen mucho sentido… el instituto acabo y a Brenda le perdí la pista después de que rechazase 7 veces mi solicitud de amistad en Facebook. Podía ser amiga de un primo segundo de su amiga Esther que vivía en Tegucigalpa, pero a mí me negó… es lo bonito del Feisbuk…

    En fin, llego la universidad, yo elegí una carrera con salida, informática! Esperando cumplir el sueño de mi madre, y conseguir una plaza de funcionario del estado, por aquello de no pegar ni chapa. Los años pasaron, y Brenda se marchito, deshojando Marihuana. Con los años me entere, a través de Facebook (no, nunca me agrego, pero lo ponía todo público, que la tía era muuu golfa!), que se había casado con un rico abogado 17 años mayor que ella, que conoció en una de esas discotecas donde las tías con talla 100 visitan a la caza de cualquier conocido de famoso que pueda conseguirles una portada de interviú… En una de las fotos se la veía toda de blanco, con su rico abogado, y un pequeño de 2 años en brazos. Si, era el hijo de Brenda y Brandon, un chico sin estudios que trabajaba en el ladrillo, con un BMW serie 5, 2 brazos como mi cabeza y una tableta de chocolates Valor en lugar de abdomen. Vamos, un chico que conoció cuando la dejo preñada, después de la enésima borrachera de chupitos de piruleta y tequila (mezclado, no agitado).

    La cosa es que hace unos días, volvía yo del trabajo, preocupado por mis algoritmos, la prima de riesgo, las nominaciones de Gran hermano 37, y esas cosas que preocupan al español de a pie, cuando casi me estrello con 2 tetas con patas que se paran en frente de mi… Hola!, cuanto tiempo! Te acuerdas de mí? Cuando consigo despegar la mirada de ese almacén de silicona, me encuentro… con más silicona! pómulos, labios, frente… Dios! Esos ojos, sacados de un anuncio de la ONCE, no hay duda, sé quien eres: la duquesa de Alba!!!! (os juro que lo dije, los informáticos tenemos un sentido del humor muy especial… somos, espirituales…). Ay! Veo que no has cambiado nada, tienes el mismo sentido del humor que siempre, me dice ella. Soy Brenda, del instituto. Ostia puta! Brenda talla 100? Pero que cojones te has hecho en las tetas? Si ya eran enormes… No os negare que tras sus dos besos, un escalofrió cortó mi mejilla como el bisturí afilado de aquellas noches donde maldecí su nombre en madrugadas de hiel, aunque si lo pienso, también pudo ser los -2 grados que hacía en La latina a aquellas horas, no lo sé… Hola Brenda, no te había conocido, estás mucho más… diferente que la última vez que nos vimos. Pues nada, me alegro de vete, todo bien eh, llámame algún día, hasta luego (por dios huye antes de que la silicona se desintegre como el T1000 de Terminator 2…). Espera! Me dice… te invito a un café y nos ponemos al día… Y yo, que hace 20 años me hubiera jugado la vida por unas tenazas de un Psiquiátrico, me pregunto qué hacer con Brenda talla 100

    CONTINUARA… La parte 3 la escribes tu Lara :)

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